Por Adriana Gil
En 1960 se instituyó el 22 de agosto como el Día Mundial del
Folclore. La palabra “folklore” o “folclore” fue usada por primera vez en la
revista londinense "Athenaeum" por el arqueólogo inglés William John
Thoms el 22 de agosto de 1846. Está compuesta por dos palabras inglesas "folk"
(pueblo) y "lore" (saber, ciencia), para nombrar al saber popular,
los usos, costumbres, leyendas, música, danza, mitos, refranes y cantares que
perviven al ser transmitidos de generación en generación. Aquello que
trasciende, cuya autoría se desconoce muchas veces pero que es incorporado en
el acervo popular.
Con el tiempo, se intentó reemplazar esta palabra extranjera
buscando castellanizarla pero la iniciativa no resultó. La Real Academia
Española habilita el uso tanto de “folklore” como de “folclore”.
El 22 de agosto de 1960, casi un siglo después de que se
creara el término, se realizó en Buenos Aires, el Primer Congreso Internacional
de Folklore presidido por el prestigioso folklorólogo salteño Augusto Raúl
Cortázar, y en esa instancia con la participación de más de treinta países se
instauró la fecha para su celebración.
La celebración por otro lado, coincide con el nacimiento de
Juan Bautista Ambrosetti (1865-1917), reconocido etnólogo e historiador,
proclamado el “padre de la ciencia folklórica argentina “, por dedicarse a la
exploración arqueológica y a estudios sistemáticos del folklore nacional.
El folklore trata de tradiciones, de hechos sociales,
estéticos, compartidos por la población y que enriquecen la cultura nacional
recreando la memoria y las transformaciones de los pueblos.