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Al inicio del siglo XX fallecía el gran Oscar Wilde







En París, un 30 de noviembre de 1900 pasaba a la inmortalidad Oscar Wilde, escritor, poeta y dramaturgo irlandés, famoso por su habitual ingenio y sarcasmo social. Había nacido en el año 1854 en Dublín, en una familia aristócrata y siendo el mediano de tres hermanos. 

Alumno destacado del Trinity College en su ciudad natal, Wilde acabó sus estudios en Oxford. Durante ese periodo, el escritor estudió a los clásicos de la literatura griega, convirtiéndose en un experto sobre la materia, incluso ganando varios premios de poesía clásica, como el Premio Newdigate de poesía, el cual tenía mucho prestigio en esa época. Compaginó sus estudios viajando por Europa y publicando sus poemas en periódicos o revistas.

A partir de 1879 decide establecerse en Londres de manera permanente donde años después se casó y tuvo dos hijos. Es en Londres donde empieza a producir sus primeras obras de éxito, como su reconocida novela El retrato de Dorian Gray (1890) o, en teatro, El abanico de Lady Windermer (1892), Salomé (1894) —que fue censurada por retratar personajes bíblicos—, o La importancia de llamarse Ernesto (1895), divertida comedia que ha sido llevada al cine en diversas ocasiones. Entre los años 1887 y 1889 editó una revista femenina, Woman’s World. Toda su obra es un brillante entramado de sarcasmo, ironía y desafío a la crueldad e hipocresía de su tiempo.

Su carrera y su vida tal y como la conocía se derrumba a finales de 1895. Wilde demandó al padre de su amigo y amante Alfred Douglas por difamación, al haber sido acusado de homosexualidad y l finalizar el juicio es condenado a dos años de trabajos forzados. Durante su estancia en prisión escribiría una larga carta titulada De Profundis, que no sería publicada de manera completa hasta 1909, ya de manera póstuma.

Tras su salida de la cárcel sufre un absoluto ostracismo social y decide abandonar Inglaterra rumbo a Francia, donde viviría en Berneval hasta la muerte de su esposa en 1898. A partir de entonces y bajo el nombre de Sebastian Melmoth, viajó por Europa para acabar estableciéndose en París, donde murió en noviembre del año 1900 con tan solo 46 años,  expuesto a la pobreza y la degradación social a raíz de la condena por su homosexualidad.

Entre sus brillantes obras se encuentran: El fantasma de Canterville y otros relatos, El retrato de Dorian Gray, Un marido ideal, por citar algunas de las más inolvidables y famosas.,